viernes, 11 de octubre de 2013

Máncora

Siempre habíamos querido ir a Máncora, y a Órganos a visionar a las ballenas jorobadas. Sin embargo, el viaje que realicé con mi enamorada este pasado feriado largo (06-07 de octubre), no fue planificado con mucha antelación, lo cual le dio un toque de aventura. 

Lo principal fue reservar el tour de avistamiento de ballenas, así que buscando en internet me di con la noticia en El Comercio que la única empresa que brindaba dicho tour era Pacific Adventures. Presto, llamé a Pacific. Ya no habían cupos para esos días, ¡lo que me temía! Desanimado, en un momento en el que por poco decidí ya no hacer el viaje, dudé de la veracidad de El Comercio. ¡Y qué bueno que lo hice! Di con el ‘Yate Daring’, una empresa dedicada a los tours de avistamiento de ballenas. Después de negociar me exigieron hacer el depósito a una cuenta en el BCP, ante lo cual no me daban seguridad ya que no contaban con R.U.C. Y como me dijeron: Hay que ser bien idiota para depositar sin ninguna garantía a un peruano. Yo me arriesgué, era eso o no viajaba.

Llegamos a Máncora el domingo 06 de octubre a las 5:15 a.m. Yo me la pasé gran parte del trayecto despierto en la madrugada, preocupado por que nos pasaran de paradero (el bus de Emtrafesa iba hasta Tumbes). Los del Yate Daring quedaron en recogernos en la agencia a las 6:00 a.m. (en realidad dan el servicio de recoger en el hotel, pero como no habíamos hecho reserva en ninguno, quedamos en ese lugar), y puntuales pasaron por nosotros para llevarnos al muelle de Órganos. Cuando vi el yate quedé aliviado. No era una estafa.

El tour de avistamiento de ballenas empieza a las 7:30 a.m. y termina a las 11:00 a.m. El yate Daring se introduce al mar alrededor de una milla en busca de las ballenas jorobadas que visitan la zona para aparearse. Nos explicaron que en 90 días seguidos, sólo 01 las ballenas no aparecieron. Con lo cual nos estaban diciendo que no garantizaban que las ballenas se dejaran ver, sin embargo, según la experiencia, casi siempre el tour es exitoso.
El dueño del yate, Gonzalo, aparenta ser un experto en estos temas, sobre todo cuando se paró en la proa del yate percibiendo el viento, oliendo los aromas del mar, y señalando como quién sigue un rastro qué dirección seguir. Y efectivamente (aunque creo que también se contactó con otras lanchas por celular), encontramos a las ballenas. No sé si vimos varias o siempre fueron las mismas; pero ¡qué emocionante verlas saltar! Imagino que así se sintió Aureliano Buendía cuando conoció el hielo. Todos los turistas estallábamos en gritos de felicidad. Estábamos presenciando una maravilla de la naturaleza. Incluso una ballena se llegó a acercar considerablemente a una lancha de Pacific Adventures. ¡Qué envidia!
El tour también incluía el avistamiento de tortugas marinas, para eso nos trasladamos a un muelle que no era el de Órganos, donde las tortugas se encuentran a simple vista desde la superficie. Eran de color verdosas y grandes, y un señor desde una lancha les estaba lanzando pota. Una familia iba a bucear, como parte de otro tour al parecer.
En el camino nos encontramos con un barco pesquero que en sus redes había atrapado a dos tortugas marinas. Nosotros, veinte personas entre niños, jóvenes y adultos, empezamos a gritar para que las liberen. ¡Bótenlas! ¡Libérenlas! ¡Eso no se pesca! Los pescadores nos veían y se reían mientras sacaban los peces de las redes. Sólo sonreían, nos miraban, se miraban, y sonreían. Al final, como seguíamos gritando, liberaron a las dos tortugas. Quién sabe si habían más. Quién sabe si al irnos las volvieron a atrapar. Pero fue grato ser parte de esa buena acción.
Lamentablemente no vimos delfines.

Al regresar al muelle de Órganos, dos señoras nos pidieron almorzar juntos y nos recomendaron el hotel donde se alojaban. Por las referencias, nos convenció: habitaciones frente al mar, restaurante, bar, y piscina. Corrimos al Hotel Punta del Mar, ubicado en Pocitas. Al entrar al hotel parecía desolado, o que el hotel estaba en mantenimiento, gritabas y nadie respondía. Pero entramos y bajamos a los pisos inferiores (el hotel se encuentra ubicado en un acantilado) y nos maravilló la piscina de aguas turquezas y la vista a la playa de Pocitas. La habitación que cogimos era muy cómoda, incluía directv, baño privado, agua caliente (sí, me he acostumbrado a bañarme así), y en vez de puerta era una mampara con vista al mar de la cual se podía tener privacidad corriendo las cortinas. Fue genial salir a fumar al balcón, sentado en una mesa, leyendo a Benedetti a las tres de la madrugada. Las estrellas se veían preciosas.

La playa Pocitas es muy bonita. A simple vista parece que las rocas que se encuentran en su orilla molestan al nadar. Sin embargo, ese es el encanto de esa playa. Al haber rocas grandes en la orilla, cuando el agua del mar sale es retenida por esas murallas, con lo cual se forman unas ‘pocitas’ de todo tamaño, cual piscinas naturales, y con los rayos del sol sus aguas son tibias.

El Pueblo Máncora es muy movido, precisamente por la afluencia de turistas, y existe un boulevard dedicado a los souvenirs. En el pueblo, camino al malecón, existe una fuente de soda llamada “La Muyana”, que vende unos helados de ron con pasas buenísimos, se siente como se evapora el licor en la boca y te sube a la nariz, muy agradable. En el Sirena Café Bar, que queda en la avenida principal, venden un pie de maracuya exquisito, cremoso, una delicia. Y en las noches, a partir de las 7:00 p.m. la carretilla Nikitos ofrece variedad de pizzas, probé la ‘Night’, muy buena.
Para almorzar una muy buena recomendación es ir a ‘Las Gemelitas’, hacen un cebiche de mero fresquecito y sabroso, y un picante de langostinos de rechupete.
No logré gozar la noche de Máncora, pero una recomendación es ir en grupo de amigos para tonear de lo más rico.

La playa frente al malecón es de unos escasos cinco metros, pero las playas alrededores, como Pocitas y Vichayitos vale la pena. Al menos tienen para dos años más, después la erosión costera dirá.

Datos:

- Pasajes Trujillo - Máncora - Trujillo: S/.68.00.
- Tour Yate Daring: S/.120.00 por persona.
- Hotel Puntal del Mar: S/.140.00.
- Platos de comida: Desde S/.25.00

viernes, 27 de septiembre de 2013

Carrera

Javier tomó un sorbo de agua y siguió trotando. Ya había aminorado la velocidad conforme el asma ganaba terreno. En una mano el inhalador y en la otra una botella con agua. Era increíble que él se animara a correr la maratón. En realidad no era maratón, porque sólo era de diez kilómetros, pensaba. Y de pronto recordó que Lucy nunca le había creído cuando él intentaba hacer deporte. Aunque quizás ella le decía palabras negativas para que él le diera la contra. O quizás no, así era ella, y no creía en él. Igual, ella ya era parte de su pasado aunque aún la veía todos los días.
Llegó a un punto del recorrido en que le tendieron otra botella. Deseó estar recostado en su cama con la música de Akira Kosemura. Qué delicia...recordó el piano en su cabeza y se transportó a aquella noche de concierto de sinfónica en la que él se propuso a Lucy. Ella dijo que no. Así de simple. Luego esperaron sentados en silencio a que acabare el concierto. Tropezó con una piedra y cayó de bruces. Quedó pegado al pavimento. Faltaban cien metros para la meta. El calor que emitía el asfalto era agradable. Decidió levantarse pero el cuerpo había adquirido mayor gravedad. La gente pasaba por su costado sin mirarlo. De pronto, alguien le lamió el rostro. Un pastor alemán le empujaba con el hocico y empezaba a ladrarle.

- Adiós -se despidió ella.

miércoles, 25 de septiembre de 2013

'Manhattan' y yo



'Manhattan' es una película que quería ver desde el año 2011, después de sorprenderme gratamente con 'Annie Hall'.

El primer intento fue cuando descargué pacientemente la película (quizá del desaparecido megaupload) dividida en ocho partes (cada una con un peso de 100mb). Total, uno encuentra cierto placer al ver una película que le ha tomado tiempo y “esfuerzo” conseguir. Sin embargo, cuando ya había animado a mi enamorada para ver Manhattan, y ya habíamos preparado canchita pop corn, al momento de descomprimir la película la parte 8 tenía un error. ¡Mierda!


El segundo intento fue dos años después. Dense cuenta del interés intermitente en la película (en realidad me rehusaba a verla online y volver a descargarla me daba pereza). Hasta que me enteré que en el Centro Cultural Ricardo Palma, todos los lunes del mes de setiembre, proyectarían películas de Woody Allen. Así que el lunes pasado, salí resuelto a ver Manhattan. Esta vez sí, me dije. La función estaba programada para las 7:30pm, así que saliendo a las 6:00 pm del trabajo estaba seguro que llegaría a tiempo, y en efecto, llegué a las 7:10 pm. Al llegar, las puertas del Centro Cultural permanecían cerradas, y una cola de diez personas esperaban fuera. Le pregunté a una chica de ojos bonitos y cabello corto si ella era la última de la fila, pero me indicó que el último era un chico de pelo largo castaño y barbudo. Éste leía atentamente una novela, y al parecer esperaba a una chica porque cuando aumentó la gente en la cola, se salió de su sitio y se situó al final. No pude saber qué novela leía (siempre me da esa curiosidad). Al rato la puerta de vidrio se abrió y la gente empezó a entrar lentamente, y al rato salía, confundida, y se quedaban en la puerta aglutinados. Cuando llegué al nivel de la puerta los de seguridad ya se habían retirado y nadie daba razón. Al final, un muchacho de capucha roja fue a buscar al encargado en busca de razones y salió malhumorado con la noticia de que ¡la sala se ha llenado a las 6:30pm! y ¡la película inició a las 7:10pm! Maldita sea pensaron todos, hagamos un plantón decían unos, tomemos la sala decía otra. La teoría colectiva fue que los de la función de las 5:30pm se habían quedado a esperar la siguiente función. ¡Desgraciados!
Esperé 10 minutos no sé esperando qué, y me retiré del lugar. Otro intento fallido. Al menos me quejé por twitter con la Municipalidad de Miraflores (iluso yo).

Y en eso pensaba ayer por la noche, después de trabajar en mis oxidadas ideas de tesis, cuando decidí al fin verla en cuevana (¡qué chucha!). Cómo disfruté ver solito en la oscuridad de mi cuarto una película en blanco y negro. 
Woody Allen nos quiere  hacer creer que para conquistar mujeres sólo basta intelecto y buen humor. Lo físico está sobrevalorado. Supongo que es fácil aferrarse a esa idea si se te está cayendo el cabello. Sin embargo, debe ser cierto.
Manhattan: personajes que se inventan problemas cotidianos para no enfrentarse a las dudas existenciales de la vida y el universo.
Woody Allen siempre es Woody Allen.

martes, 25 de septiembre de 2012

Tengo

Tengo a tu cerdita de peluche custodiando nuestra foto en mi mesa de noche.
Tengo el cuadro que me pintaste por el día de San Valentín, colgado en la pared.
Tengo la nutria de adorno que me trajiste de Moyobamba y el chancho de cerámica que me trajiste de Huaraz.
Tengo el dije de corazón inscrito con tu delicado nombre.
Tengo un fotollavero de los dos en el Circuito Mágico de las Aguas.
Tengo una grabación de audio en mi computadora, de los dos siendo felices.
Tengo la agenda que me regalaste el año pasado y que uso de diario para escribir sobre ti.
Tengo la bolsa de regalo en la que tú ves un sol y yo un huevo de dinosaurio.
Tengo los poemas escritos en tu nombre.
Tengo el amor que llevo dentro y que es tuyo.
Tengo las ganas de que estés conmigo en este mismo momento.

Tengo la vida entera para compartirla contigo.

lunes, 13 de agosto de 2012

Osos pandas

Cuando vengas, seremos dos osos pandas tomando hierbas en infusión. Agarraré las hojitas de menta e inhalaremos el aroma en un ritual de elevaciones espontáneas. Y danzaré a tu alrededor mientras toques palmas, y cantaré palabras sinsentido en plena oscuridad.

Seremos dos osos pandas sentados en la cima del mundo (mi cuarto piso), y gruñiremos al futuro, juntos.

martes, 10 de julio de 2012

[protesta emocional]

Te escribo desde mi cuarto de desequilibrado emocional:
Publimetros estampados en el piso. Cajitas aplastadas de pulp rebalsando la papelera. El número 2 de The Walking Dead en la mesa de noche. Y mi cuerpo inmundo en pijamas, sobre mi cama de sábanas a rayas.

Espero tu llamada. He colocado mis dos celulares a mi costado, malditos aparatos mudos testigos del silencio en el que me tienes. Parecen dos puertas abiertas, por donde estoy seguro no pasarás hoy. Aún así espero. Soy un reloj de arena que se desmorona impacientemente.

Ya es de noche en esta ciudad, y escondido en este cuarto no me daría cuenta que estoy solo si tan sólo tu me alegraras el corazón.

Una llamada por favor. Un te-amo-mi-amor-y-por-eso-te-llamo.



sábado, 30 de junio de 2012

Intercambios continuos

Yo, sólo soy yo en este mundo, no conozco otra forma de pensar y sentir. A veces pienso que mi alma está contenida en mí, como si fuera una porción más del conocimiento universal encerrada en un recipiente. Quiero fundirme con el todo. Quiero experimentar otras vivencias, quiero ser capaz de sentir cómo es ser otra persona, sin dejar de ser yo; pero caigo siempre en la conclusión de que eso es imposible, si siento y pienso como otra persona, seré esa persona, y si intercambio con otra persona en cuerpo y alma, y pensamiento y sensaciones, simplemente no me daré cuenta, es más, es posible que constantemente estemos intercambiándonos, pero como siempre voy a existir "yo" o "ella" o "él" y los "otros", nada cambia en el universo. Quiero pensar que en esos intercambios continuos aprendemos algo de las demás personas, que ese intercambio no es en vano, tal vez así se mantenga en armonía el alma colectiva, el conocimiento universal. Y cuando morimos, nos libramos del recipiente y vivimos en las demás personas. Quiero creer.

/En Trujillo/